Mi primer viaje ha sido a Colombia y aunque no me parecía muy emocionante pues está "aquisito no más", ha sido una experiencia inolvidable.
He constado nuevamente que el colombiano es una persona amable, alegre, entradora, respetuosa y muy berraca. Desde que cogí el primer taxi ya terminé con un paquete turístico para conocer las playas de Montería. Después he disfrutado del cariño de los estudiantes de la Universidad de Córdoba que se acercaba a saludarme y hasta pedirme fotos. Si supieran que huyo a las fotos ni me preguntaban, pero resultaba imposible negarse a tan halagadora petición. Bien lo he dicho y lo mantengo, lo que hace bonito a un país no son las carreteras ni la arquitectura ni el paisaje, es simple y llanamente su gente y la gente de Montería, Dios mío, que gente tan calurosa. Me saco el sombrero... a todos ellos MUCHAS GRACIAS por hacer pasar a esta ecuatoriana una estadía insuperable.