Estoy en un aeropuerto, me he puesto a cargar mi celular en unos puntos de conexión eléctrica. Junto a mí hay 7 personas, siguen trabajando con su computadores o entretenidos en sus celulares. Algunos como yo nos hemos cansado de estar parados y el suelo alfombrado al parecer es un buen lugar para sentarse. Llevo media hora aquí y toda esta gente que está sola como yo, no ha dicho nada. Sus rostros lucen cansados, también estarán esperando por varias horas sus vuelos. ¡Qué desperdicio de tiempo! Yo reflexiono conmigo mismo a través de estas lineas, pero, ¿no sería mejor dejar de escribir y empezar a hablar? A lo mejor alguien tiene algo interesante que contar y me lo estoy perdiendo. ¿Debo empezar la conversación yo? y si resulta que lo que están haciendo es importante, ¿si les molesta que una extraña quiera saber algo de su vida?. Qué mas da, tomo la iniciativa y empiezo con las típicas preguntas que se hacen en un aeropuerto. ¿A dónde viajas?, ¿Por qué viajas?, ¿de dónde eres?. Y se hizo la magia. Los minutos de espera son más tolerables. Conozco a una joven venezolana de 25 años que me cree tan joven como ella, piensa que apenas tengo 28. Siempre me es halagador que me bajen la edad (si no fuera por estas arrugas de felicidad paso hasta por menos). La conversación no es de mi tema favorito, pero me entretiene. Hablar de política no siempre es entretenido, pero me he enterado que Venezuela cada vez, según palabras de mi nueva amiga, se está volviendo una nueva Cuba. No tienen mayores libertades, pero pese a esto son un pueblo alegre y lleno de positivismo. La conversación sigue por varios minutos. El hambre empieza a aparecer. ¡Qué bien, no merendaré sola!, de nuevo Burguer King pero no importa, ahora tengo compañía y mira que hay coincidencias grades en la vida, puedes pensar que de todas las personas que habían en el aeropuerto me encuentro con aquella que justo cumple años el mismo día que yo. Increíble. Fue bueno haber iniciado la conversación, la próxima vez no desperdiciaré tanto tiempo y seré más sociable.
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