Hay días que prefiero dormir a vivir

A quién no le gusta dormir placenteramente. Dormir es una actividad sumamente necesaria para cuidar nuestra salud física y mental. No podemos vivir sin dormir. El sueño ayuda a restaurar fuerzas para mantenernos despiertos al día siguiente. Sin embargo últimamente siento que prefiero dormir a vivir. Al dormir olvido todo: los problemas, los temas pendientes, las tristezas, las preocupaciones. Es un estado inanimado, una muerte pequeña. Siento que no deseo despertar, no deseo batallar, no quiero pensar ni recordar, afortunadamente tampoco recuerdo mis sueños, porque de hacerlo también debería huir de ellos.
¿Qué me mantiene en este estado tan aletargado?, ¿será que no quiero luchar con la realidad?, ¿será que tengo miedo afrontar mi futuro?. Hay algunas cosas que han cambiado y cambiarán radicalmente mi vida. Hasta hace poco vivía en una burbuja de paz y tranquilidad, pero siento que algunas decisiones pueden reventar esa burbuja. ¿Qué será de mi futuro?, ¿cuánto va a cambiar mi vida?, ¿es correcto lo que pienso hacer?, ¿valdrá la pena?.. A veces siento que no estoy frente a una "Y" de decisiones donde solo tengo dos posibilidades, siento que estoy en medio de un "asterisco", donde cada camino me lleva a un lugar incierto, un lugar que me llena de miedo.
¿No sé que hacer?, no tengo quién me entienda porque ni yo mismo me entiendo. A veces sólo necesito de un abrazo para calmarme. Necesito de alguien quien escuche sin preguntar. Mi bálsamo está conmigo, pero a veces su apoyo por más grande y reconfortador que es, no me resulta suficiente.
Hay días así. "Las nubes grises también forman parte del paisaje".
¿Qué me pasa?, ¡yo no soy así! Siento que alguien o algo robó parte de mi magia, ¿dónde está mi positivismo?, ¿dónde está mi confianza en mí misma?, ¿dónde está mi alegría?, ¿a dónde se fueron mis fuerzas?. No lo sé, pero tengo la fe que sigo en pie, sigo mirando fijamente a mi futuro, con miedo pero decidida a enfrentarlo, venga lo que venga, lo voy a intentar, espero no ceder y sacar fuerzas de flaqueza. De tanto caer ya aprendí a levantarme. Por hoy me despertaré y sonreiré una vez más.