domingo, 21 de diciembre de 2014

Séptimo día de la novena

Oración Inicial

Dichosos todos aquellos que unidos en tu nombre te alaban y glorifican. Cuando una vida está llena de Dios, es una vida llena de riqueza y de alegría. Los problemas siempre existirán. Tristezas y enfermedades tendremos que enfrentar, pero cuando tenemos la confianza y fe puestas en Dios sabemos que todo tiene un propósito y una solución. Dios sabe lo que queremos sin haberlo pedido, pero se alegra de complacer a sus hijos cuando sus oraciones son elevadas con fe y bondad. Transforma nuestras palabras en agradecimientos y nuestras plegarias en honra a tu nombre. 
Amén.

Presentación del personaje del día:

En un pesebre siempre hay, junto con los pastores, mujeres y niños que corren hacia el lugar donde ha nacido el Mesías. Y es que la vida de Jesús fue un constante reivindicar de la situación femenina e infantil en la sociedad judía: para ellos, las mujeres y los niños eran menospreciados y no se les tomaba en cuenta. Jesús, por su parte, asumía la salvación de toda la humanidad y por ello se acercaba sin temor a niños y mujeres. De hecho, el encargo más importante, anunciar la resurrección, fue dado a las mujeres. Meditemos sobre las relaciones que tenemos con mujeres y niños, a la luz de este Evangelio.

Lectura Bíblica. (Lc 1,39-56):

Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamó en alta voz: «¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!» María dijo entonces: Proclama mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador, porque se fijó en su humilde esclava, y desde ahora todas las generaciones me dirán feliz.
María se quedó unos tres meses con Isabel, y después volvió a su casa.
Palabra del Señor.

Oración Final 

María no fue incrédula, pero se sorprendió por lo anunciado por el Ángel, que tendría al hijo del Altísimo, por ello preguntó: cómo podía ser eso, si ella no conocía hombre alguno, y después de eso su boca proclamó obediencia al aceptar con humildad lo voluntad de Dios. Isabel reconoce a María como favorecida, incluso el bebé en su vientre da saltos de alegría al sentir la presencia de María. Isabel que a su vejez concibió, conoce en carne propia que para Dios nada es imposible, por eso antes de que María mencione la noticia, Isabel sabe que está frente a la madre de Dios. Señor haz que como ellas, como estas mujeres, reconozcamos tus grandezas y milagros y aceptemos con humildad tu voluntad. Enséñanos a ser obedientes, porque tu palabra es ley y quien no está en tu ley, está perdido. Quien no te sigue y hace tus preceptos no es libre, porque es esclavo de su propio ser y sucumbe en el pecado. Te pedimos hoy Señor, ser nuestro libertador. Borra de nuestros cuerpos y ser toda mancha de pecado y tennos cerca del cuidado de tu bendita mano querido Pastor.
Amén.

Reflexiones por Navidad



Cantemos un poco y alegrémonos porque Jesús está aquí :-)



El texto a excepción de las oraciones ha sido tomado de la página de Néstor Briseño quien propone rezar la novena dedicando un día a cada una de las figuras que compone el humilde pesebre. Y los videos son tomados del sitio web yesheis.com una forma interesante de compartir a Jesús y de You Tube.

No hay comentarios:

Publicar un comentario