No me sorprende que mi esposo haya actuado así, siempre he admirado su integridad, yo tampoco tengo remordimientos...

Presentación del personaje del día:
Jesucristo es la verdadera razón de esta fiesta. La Navidad es el nacimiento de Jesús, y decir que Dios se ha hecho hombre, es afirmar que no es un Dios lejano sino que ha querido asumir todos “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres” de todos los tiempos, “sobre todo de los pobres y de cuantos sufren”. Escuchemos la narración del nacimiento de Jesús según el Evangelio de San Lucas.
Lectura Bíblica. (Lc 2,1-7):
Por aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, por el que se debía proceder a un censo en todo el imperio. Este fue el primer censo, siendo Quirino gobernador de Siria. Todos, pues, empezaron a moverse para ser registrados cada uno en su ciudad natal. José también, que estaba en Galilea, en la ciudad de Nazaret, subió a Judea, a la ciudad de David, llamada Belén, porque era descendiente de David; allí se inscribió con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras estaban en Belén, llegó para María el momento del parto, y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, pues no había lugar para ellos en la sala principal de la casa.
Palabra del Señor.
Presentación del personaje del día:
La tradición cristiana nos ha pintado a los tres reyes magos como aquellos hombres sabios que siguen los signos de los tiempos, una estrella brillante en el cielo, y así encuentran a Jesús en el pesebre. Simbolizan estos reyes paganos que la salvación de Jesús ha llegado para todo el mundo, judíos y no judíos. Melchor, Gaspar y Baltazar le dan como presente al niño aquello que era considerado muy valioso para ellos: oro, incienso y mirra. Escuchemos qué nos dice el relato bíblico sobre estos tres hombres.
Lectura Bíblica. (Mt 2,1-12):
Jesús había nacido en Belén de Judá durante el reinado de Herodes. Unos Magos que venían de Oriente llegaron a Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.» Herodes y toda Jerusalén quedaron muy alborotados al oír esto. Reunió de inmediato a los sumos sacerdotes y a los que enseñaban la Ley al pueblo, y les hizo precisar dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judá, pues así lo escribió el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en absoluto la más pequeña entre los pueblos de Judá, porque de ti saldrá un jefe, el que apacentará a mi pueblo, Israel. Entonces Herodes llamó en privado a los Magos, y les hizo precisar la fecha en que se les había aparecido la estrella. Después los envió a Belén y les dijo: «Vayan y averigüen bien todo lo que se refiere a ese niño, y apenas lo encuentren, avísenme, porque yo también iré a rendirle homenaje.» Después de esta entrevista con el rey, los Magos se pusieron en camino; y fíjense: la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. ¡Qué alegría más grande: habían visto otra vez a la estrella!. Al entrar a la casa vieron al niño con María, su madre; se arrodillaron y le adoraron. Abrieron después sus cofres y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra. Luego se les avisó en sueños que no volvieran donde Herodes, así que regresaron a su país por otro camino.
Palabra del Señor.
Presentación del personaje del día:
En un pesebre siempre hay, junto con los pastores, mujeres y niños que corren hacia el lugar donde ha nacido el Mesías. Y es que la vida de Jesús fue un constante reivindicar de la situación femenina e infantil en la sociedad judía: para ellos, las mujeres y los niños eran menospreciados y no se les tomaba en cuenta. Jesús, por su parte, asumía la salvación de toda la humanidad y por ello se acercaba sin temor a niños y mujeres. De hecho, el encargo más importante, anunciar la resurrección, fue dado a las mujeres. Meditemos sobre las relaciones que tenemos con mujeres y niños, a la luz de este Evangelio.
Lectura Bíblica. (Lc 1,39-56):
Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamó en alta voz: «¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!» María dijo entonces: Proclama mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador, porque se fijó en su humilde esclava, y desde ahora todas las generaciones me dirán feliz.
María se quedó unos tres meses con Isabel, y después volvió a su casa.
Palabra del Señor.
Presentación del personaje del día:
Los pastores representan a los pobres del pueblo de Israel, a aquellos que tenían su corazón puesto en el Señor y que vivían desde las necesidades de cada día que Dios es quien salva. El rey David había sido un pastor, y Yahvé le llamó para ser rey de Israel; los pastores del tiempo de Jesús son los primeros llamados a descubrir al Rey de la Gloria. Este paralelo indica cómo el Reino de Dios se manifiesta en primer lugar y se construye desde los humildes. Escuchemos el relato del evangelio y pensemos si nos identificamos con estos pastores.
Lectura Bíblica. (Lc 2,15-20):
Después de que los ángeles se volvieron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha dado a conocer.» Fueron apresuradamente y hallaron a María y a José con el recién nacido acostado en el pesebre. Entonces contaron lo que los ángeles les habían dicho del niño. Todos los que escucharon a los pastores quedaron maravillados de lo que decían. María, por su parte, guardaba todos estos acontecimientos y los volvía a meditar en su interior. Después los pastores regresaron alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, tal como los ángeles se lo habían anunciado.
Palabra del Señor.
Presentación del personaje del día:
En la actualidad mucha gente habla de los ángeles, pero los presenta como seres mágicos, celestiales, que son capaces por ellos mismos de dar el bien o el mal. La visión cristiana es diferente. Los ángeles aparecen en la Biblia como aquellos seres que llevan una buena noticia de Dios a los demás, comprometen a los destinatarios del mensaje y les van protegiendo de los peligros que les amenazan. Así, los ángeles aparecen ante los pastores y les anuncian a los más pobres el nacimiento de Jesús. Escuchemos el relato
Lectura Bíblica. (Lc 2,8-14):
En la región había pastores que vivían en el campo y que por la noche se turnaban para cuidar sus rebaños. [9].Se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de claridad. Y quedaron muy asustados. [10].Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo, pues yo vengo a comunicarles una buena noticia, que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo. [11].Hoy, en la ciudad de David, ha nacido para ustedes un Salvador, que es el Mesías y el Señor. [12].Miren cómo lo reconocerán: hallarán a un niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» [13].De pronto una multitud de seres celestiales aparecieron junto al ángel, y alababan a Dios con estas palabras: [14].«Gloria a Dios en lo más alto del cielo y en la tierra paz a los hombres: ésta es la hora de su gracia.»
Palabra del Señor.
Presentación del personaje del día:
Estar atentos a los signos de los tiempos, es vivir en una relación profunda con Dios, nuestros hermanos y el cosmos. Hoy meditaremos sobre la lectura de estos signos en nuestras vidas, recordándolos como aquella gran estrella que anunció el nacimiento del Mesías. La estrella de Belén no es cualquier estrella en el cielo, es el signo que guía hasta encontrar al Salvador que ha nacido, pero solamente pueden darse cuenta de ello los que miran el mundo con ojos que buscan al verdadero Dios. De esta manera, hay muchos detalles en nuestras vidas que nos pueden indicar a este mismo Salvador. No hace falta que sea una estrella de Belén, pero sí que tengamos los ojos y el corazón bien abiertos para que podamos descubrir aquello que nos guía a Jesús.
Lectura Bíblica. (Ap 22,12-17):
Dice el Señor: «Voy a llegar pronto y llevo conmigo el salario para dar a cada uno conforme a su trabajo. Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Ultimo, el Principio y el Fin. Felices los que lavan sus ropas, porque así tendrán acceso al árbol de la vida, y se les abrirán las puertas de la ciudad. Fuera los perros, los hechiceros, los impuros, los asesinos, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira. Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para decirles lo que se refiere a las Iglesias. Yo soy el Brote y el Descendiente de David, la estrella radiante de la mañana.» E l Espíritu y la Esposa dicen: «¡Ven!» Que el que escucha diga también: «¡Ven!» El que tenga sed, que se acerque, y el que lo desee, reciba gratuitamente el agua de la vida.
Palabra del Señor.
Presentación del personaje del día:
San Francisco, creador del pesebre, introduce dos nuevos elementos en la representación del nacimiento del niño Dios. Son la mula y el buey. El buey, animal fuerte y fiel, seguramente lo ha deducido puesto que las narraciones bíblicas nos hablan de un establo; la mula recuerda aquel animal en el cual se trasladó María desde Nazaret hasta Belén. En estos dos animales, se representa toda la armonía de la naturaleza que llega a su plenitud en Jesucristo. También se nos recuerda que a aquél a quien nadie quiso recibir en su casa, fue calentado y acogido por estos animales. Escuchemos lo que nos dice el profeta.
Lectura Bíblica. (Is 11, 1-16):
Una rama saldrá del tronco de Jesé, un brote surgirá de sus raíces. Sobre él reposará el Espíritu de Yahvé, espíritu de sabiduría e inteligencia espíritu de prudencia y valentía, espíritu para conocer a Yahvé y para respetarlo, y para gobernar según a sus preceptos. No juzgará por las apariencias ni se decidirá por lo que se dice, sino que hará justicia a los débiles y defenderá el derecho de los pobres del país. Su palabra derribará al opresor, el soplo de sus labios matará al malvado. Tendrá como cinturón la justicia, y la lealtad será el ceñidor de sus caderas. El lobo habitará con el cordero, el puma se acostará junto al cabrito, el ternero comerá al lado del león y un niño chiquito los cuidará. La vaca y el oso pastarán en compañía y sus crías reposarán juntas, pues el león también comerá pasto, igual que el buey. El niño de pecho jugará sobre el nido de la víbora, y en la cueva de la culebra el pequeñuelo meterá su mano. No cometerán el mal, ni dañarán a su prójimo en todo mi Cerro santo, pues, como llenan las aguas el mar, se llenará la tierra del conocimiento de Yahvé. Palabra del Señor.
Palabra del Señor.
Presentación del personaje del día:
Nos acercaremos en este momento a la figura de José. Seguramente un joven entre unos veinte y veinticinco años, con las ilusiones de casarse con María. Ellos ya estaban comprometidos, así que solamente faltaba esperar un tiempo y llevar adelante los planes como cualquier pareja de su época. Pero las dudas invaden el corazón de José, quien pone sus preocupaciones en las manos del Señor. Dios no se hace esperar, y acude a José; la necesidad es mutua: José desea respuestas sobre lo sucedido y Dios necesita la respuesta de José para poner al Hijo bajo sus cuidados. Escuchemos con mucha atención la siguiente lectura del Evangelio
Lectura Bíblica. (Lc 1, 26-38):
Este fue el principio de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José; pero antes de que vivieran juntos, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo. Su esposo, José, pensó despedirla, pero como era un hombre bueno, quiso actuar discretamente para no difamarla. Mientras lo estaba pensando, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo, tú eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa: Dios-con-nosotros. Cuando José se despertó, hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado y tomó consigo a su esposa. Y sin que hubieran tenido relaciones, dio a luz un hijo, al que puso por nombre Jesús.
Palabra del Señor.
Presentación del personaje del día:
Hoy vamos a meditar la figura de María. Ella fue la primera en recibir la noticia del nacimiento del Salvador; fue la primera en acoger la palabra en su corazón e interrumpir sus planes por aceptar a Jesús. Escuchemos hoy cómo ella recibió el Verbo de Dios.
Lectura Bíblica. (Lc 1, 26-38):
Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David. La virgen se llamaba María.
Llegó el ángel hasta ella y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo.
Pero el ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás».
María entonces dijo al ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?» Contestó el ángel: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para Dios, nada es imposible».
Dijo María: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho». Después la dejó el ángel.
Palabra del Señor.